Sé el cambio que quieras ver en el mundo - Gandhi
Dándoles lo que somos, lo que tenemos y lo que les podemos dar, podremos habitar espacios diferentes basados en el respeto y la tolerancia hacia los demás.
Todos somos maestros de todos, tanto los niños como los adultos, y juntos podemos transformar nuestro presente para que su futuro sea lo más sano y equilibrado posible.
Fomentar en casa espacios para el diálogo, la cooperación, la diversión, las emociones... darán lugar a ese nuevo mundo que todos queremos vivir.
Estas razones que escribo a continuación provienen de mi experiencia como madre durante estos 7 años de vida de mi hijo y de mi aprendizaje de los principios de la educación respetuosa.
13 razones para el cambio que necesitamos (y que nuestros hijos querrán tener como legado):
- Sentido común: poner corazón y cabeza en la crianza de los niños.
- Diversión: conectar con nuestra esencia y volver a sentir nuestro alma de niño. No hace falta hacer nada, solo Ser. Jugar activamente con ellos serán vivencias que les marcará positivamente para toda su vida.
- Aprender siempre: para enseñar primero tenemos que aprender, ser unos eternos aprendices. Mantener una actitud honesta frente al aprendizaje y no olvidar nunca que los mejores maestros son nuestros hijos.
- Dar ejemplo: darnos cuenta que las actitudes que tengamos y todo lo que hagamos es "escaneado" inconscientemente por nuestros hijos, por tanto, ser excelente en todo será nuestra mayor prueba de amor.
- Colaborar: no competir. Mostrarles que la colaboración hace un mundo más positivo y amable que la lucha.
-Comunicación: ayudarles a expresar sus sentimientos, comunicarnos mucho con ellos para que valoren la palabra, unida a la razón y al corazón.
- Espíritu crítico: acompañarles y ayudarles a que se cuestionen todo, pudiendo llegar así al discernimiento necesario para la toma de decisiones en su etapa adulta.
- Curiosidad: hacerles sentir curiosidad por todas las cosas que haya a su alrededor. Ayudarles a mantener activo el "motor" de sentirse bien con las pequeñas cosas y las pequeñas acciones.
- Respeto: darles a entender que todos los seres humanos necesitamos respeto, igual que ellos mismos lo quieren y lo necesitan. Y que tendrán respeto siempre que ellos también lo den a los demás y se lo den a sí mismos.
- Ilusión: que no pierdan la ilusión y la inocencia que tienen al empezar a descubrir el mundo. Mantener viva esa llama marcará la diferencia entre vivir una vida extraordinaria y una vida ordinaria.
- Implicación: con su vida, con su gente, con sus cosas, consigo mismos y con su aprendizaje. Si se sienten agusto en su propia piel se sentirán comprometidos de verdad con lo que hacen.
- No obligarles: hacer cosas por obligación no nos gusta a nadie, y a los niños menos. Darles herramientas y estimularlos a hacer lo que les toca sin presiones.
- Darles atención: a los niños les encanta que les escuchemos activamente y que participemos de su mundo. Dárselo les hace tanto bien a su autoestima...
Con nuestra implicación durante sus etapas tempranas, daremos un impulso a que el cambio ocurra y a que los niños sean los verdaderos protagonistas de un nuevo futuro.